sábado, 8 de octubre de 2016

Ñahecha Ñandereko (Viendo nuestro modo de ser)

Al igual que los pueblos indígenas originarios de las tierras altas; los pueblos indígenas de las tierras bajas están en busca del Ivi Maraei (la tierra sin mal) Un pueblo que ha vivido durante siglos en un tal ambiente ha debido pensar su verdadera tierra en términos de luz y de voz; que no sólo hablan las aves, los insectos y las aguas, sino también los árboles (Ñande Reko. La comprensión guaraní de la Vida Buena 101); es por ello que estos pueblos indígenas se caracterizaban por ser nómadas y muchas veces en sus largos viajes se encontraban con hermanos de las tierras altas practicando procesos de interculturalidad y rescate de saberes conocimientos.

La cosmovisión en relación a su piso ecológico

Los pueblos indígenas originarios de las tierras bajas; por el lugar geográfico donde se encuentran tienen una abundante variedad de recursos ecológicos fácilmente explotados; pero dentro de sus principios filosóficos esta “tomar solo lo necesario (ñandereko)”; esta cultura se comunica con los espíritus del monte a través de los sueños; para poder cazar, sembrar y cosechar. La relación armónica que tienen con el mundo natural y espiritual; les hace sentir que todo tiene vida y por lo tanto se merece respeto; para los pueblos indígenas de tierras bajas no existe un recurso natural sin espíritu (iya o jichi).

El educar con el ejemplo viene de un mundo supra natural; que les enseña lecciones para que no caigan en la depredación. Aprenden desde muy pequeños a través de la experiencia y el trabajo comunitario; nacen con dones que deben despertar a medida que van creciendo; es la familia que se desarrollan los llamados dones. La técnica, el arte, las costumbres, las leyes, las reglas morales, todo lo que formaba la vida natural y el pensamiento, se trasmitían de padres a hijos por la vía natural del contacto diario por los requerimientos de trabajo, de la necesidad colectiva” (C Salazar 50).

A medida que aprendieron formas de producción agrícola y domesticaron algunos animales; se asentaron por regiones del oriente nacional; al encontrarse situados en medio del monte les permitió vivir en un plano diferente desconocido totalmente por las teorías occidentales. Ese plano espiritual desarrollo en ellos las capacidades  de leer el mensaje de los cielos, del cauce del rio, del cambio de luna y otras características que le sirvieron para entender al mundo que les rodea. Estas culturas reconocen que nada les pertenece que la tierra y territorio es un espacio proporcionado por la Madre Tierra para la convivencia pacífica.

Ellos practican sus usos y costumbres en cuanto la madre les proporcione; para las teorías Eurocentrista este modo de vida es conformista; mas al contrario buscan el bien comunitario; algo que con teorías muy modernas no se puede lograr; pero los pueblos indígenas de tierras bajas ya tenían modelos de productivos basados en principios y valores socio comunitarios productivos.

Con esto podemos hacer una primera comparación entre las tierras altas y bajas;  en la perfección de la madre tierra y de acuerdo a las características de sus pisos ecológicos; los pueblos indígenas de  tierras altas tienen formas de producción limitadas; pero compensando ese desequilibrio tienen otros recursos minerales que les ayudo a desarrollar tecnologías para preservar y acumular alimentos en las temporadas bajas; al contrario en las tierras bajas los recursos minerales son limitados; pero tienen una diversidad en cuanto lo que es la flora y la fauna; que por muy malo que sea los tiempos la naturaleza les proporcionara alimento.

Los pueblos indígenas de las tierras bajas son flojos

Para un pensamiento occidental esta totalmente desmarcado de la realidad vivir de esa forma porque no obedece a los paradigmas de una sociedad moderna. En cuanto a la forma de vida de los pueblos indígenas originarios de tierras bajas; existen aseveraciones racistas y discriminatorias de que los “los cambas son flojos”.  Pero esto no es tan real como se afirma; obviamente que para una visión moderna occidentalizada el modo de vida de los pueblos indígenas originarios de tierras bajas no es el más apropiado. Pero recordando la zona geográfica en la que se encuentra y de acuerdo a la forma que tienen para ver el mundo; su ñandereko les hace actuar de acuerdo a sus necesidades es decir que estos pueblos no son flojos; fueron bendecidos por la Madre Tierra en cuanto a flora y fauna. “La tierra buena, la que produce fiesta y palabra comunicada, es la misma que trae consigo la perfección y la plenitud: aguyjé. Tanto los frutos, que alcanzan su plena madurez, como las personas, que alcanzan la deseada perfección, tienen aguyjé” (Ñande Reko. La comprensión guaraní de la Vida Buena 103).

Para entender esta afirmación es necesario nuevamente comparar al mundo andino y al mundo de amazonia. La concepción de que hermanas y hermanos de los pueblos indígenas originarios son muy trabajadores es real; esta forma de ser tiene inicios ancestrales; desde sus asentamientos no tuvieron un clima que favorezca a la buena producción; su tierra debe ser bien trabajada y tuvieron que desarrollar tecnologías para poder cuidar de sus animales y de sus plantaciones. Pero para hermanas y hermanos de tierras bajas una vez que se asentaron en sus territorios y no les iba bien en sus sembrados o con sus animales; solo debían internarse en la selva para recolectar frutos y comida del monte para sobrevivir; ellos tenían a la mano los goces de la Madre Tierra.

Reflexionando en este hecho se puede determinar que para el mundo andino el trabajo duro corre por sus venas y fue la forma en la que prevalecieron durante miles de años; en cambio para el mundo de amazonia tenían a la mano recursos naturales que les proporcionaba la madre tierra. Entonces los indígenas originarios de las tierras bajas no son flojos; podemos interpretar su Ñandereko desde una cosmovisión de convivencia y preservación; resultado de este forma de vida es la no depredación de toda la riqueza natural; su filosofía es devolver a la naturaleza todo lo que se le pide, para que esta siga dotando de lo que necesitan. Este proceso elíptico es un claro ejemplo de una vida equilibrada del cual deberíamos aprender; hecha Ñandereko vaëra (para ver nuestro modo ser) y ser parte de un todo natural – espiritual. 

 BIBLIOGRAFIA.

·         Salazar C 3ra edición; La Taika Teoría y Práctica de la Escuela Ayllu; La Paz – Bolivia.

·        
    Gestión Pública Intercultural (GPI) - n. 7; 2008 Ñande Reko. La comprensión guaraní de la Vida Buena; La Paz Bolivia

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