Al
igual que los pueblos indígenas originarios de las tierras altas; los pueblos
indígenas de las tierras bajas están en busca del Ivi Maraei (la tierra sin mal) Un pueblo que ha
vivido durante siglos en un tal ambiente ha debido pensar su verdadera tierra
en términos de luz y de voz; que no sólo hablan las aves, los insectos y las
aguas, sino también los árboles (Ñande Reko. La comprensión guaraní de la Vida
Buena 101); es por ello que estos pueblos indígenas se caracterizaban
por ser nómadas y muchas veces en sus largos viajes se encontraban con hermanos
de las tierras altas practicando procesos de interculturalidad y rescate de
saberes conocimientos.
La cosmovisión en relación a su
piso ecológico
Los pueblos
indígenas originarios de las tierras bajas; por el lugar geográfico donde se
encuentran tienen una abundante variedad de recursos ecológicos fácilmente
explotados; pero dentro de sus principios filosóficos esta “tomar solo
lo necesario (ñandereko)”; esta cultura se comunica con los espíritus del monte
a través de los sueños; para poder cazar, sembrar y cosechar. La relación
armónica que tienen con el mundo natural y espiritual; les hace sentir que todo
tiene vida y por lo tanto se merece respeto; para los pueblos indígenas de
tierras bajas no existe un recurso natural sin espíritu (iya o jichi).
El educar con el
ejemplo viene de un mundo supra natural; que les enseña lecciones para que no
caigan en la depredación. Aprenden desde muy pequeños a través de la
experiencia y el trabajo comunitario; nacen con dones que deben despertar a
medida que van creciendo; es la familia que se desarrollan los llamados dones. La técnica, el arte, las costumbres, las
leyes, las reglas morales, todo lo que formaba la vida natural y el
pensamiento, se trasmitían de padres a hijos por la vía natural del contacto
diario por los requerimientos de trabajo, de la necesidad colectiva” (C Salazar
50).
A medida que
aprendieron formas de producción agrícola y domesticaron algunos animales; se
asentaron por regiones del oriente nacional; al encontrarse situados en medio
del monte les permitió vivir en un plano diferente desconocido totalmente por
las teorías occidentales. Ese plano espiritual desarrollo en ellos las capacidades
de leer el mensaje de los cielos, del cauce
del rio, del cambio de luna y otras características que le sirvieron para
entender al mundo que les rodea. Estas culturas reconocen que nada les
pertenece que la tierra y territorio es un espacio proporcionado por la Madre
Tierra para la convivencia pacífica.
Ellos practican
sus usos y costumbres en cuanto la madre les proporcione; para las teorías Eurocentrista
este modo de vida es conformista; mas al contrario buscan el bien comunitario;
algo que con teorías muy modernas no se puede lograr; pero los pueblos
indígenas de tierras bajas ya tenían modelos de productivos basados en
principios y valores socio comunitarios productivos.
Con esto podemos
hacer una primera comparación entre las tierras altas y bajas; en la perfección de la madre tierra y de
acuerdo a las características de sus pisos ecológicos; los pueblos indígenas de
tierras altas tienen formas de
producción limitadas; pero compensando ese desequilibrio tienen otros recursos
minerales que les ayudo a desarrollar tecnologías para preservar y acumular alimentos
en las temporadas bajas; al contrario en las tierras bajas los recursos
minerales son limitados; pero tienen una diversidad en cuanto lo que es la
flora y la fauna; que por muy malo que sea los tiempos la naturaleza les
proporcionara alimento.
Los pueblos indígenas de las
tierras bajas son flojos
Para un
pensamiento occidental esta totalmente desmarcado de la realidad vivir de esa
forma porque no obedece a los paradigmas de una sociedad moderna. En cuanto a
la forma de vida de los pueblos indígenas originarios de tierras bajas; existen
aseveraciones racistas y discriminatorias de que los “los
cambas son flojos”. Pero esto no es
tan real como se afirma; obviamente que para una visión moderna occidentalizada
el modo de vida de los pueblos indígenas originarios de tierras bajas no es el
más apropiado. Pero recordando la zona geográfica en la que se encuentra y de
acuerdo a la forma que tienen para ver el mundo; su ñandereko les hace actuar
de acuerdo a sus necesidades es decir que estos pueblos no son flojos; fueron
bendecidos por la Madre Tierra en cuanto a flora y fauna. “La tierra buena, la
que produce fiesta y palabra comunicada, es la misma que trae consigo la
perfección y la plenitud: aguyjé. Tanto los frutos, que alcanzan su plena
madurez, como las personas, que alcanzan la deseada perfección, tienen aguyjé”
(Ñande Reko. La comprensión guaraní de la Vida Buena 103).
Para entender
esta afirmación es necesario nuevamente comparar al mundo andino y al mundo de
amazonia. La concepción de que hermanas y hermanos de los pueblos indígenas
originarios son muy trabajadores es real; esta forma de ser tiene inicios
ancestrales; desde sus asentamientos no tuvieron un clima que favorezca a la
buena producción; su tierra debe ser bien trabajada y tuvieron que desarrollar
tecnologías para poder cuidar de sus animales y de sus plantaciones. Pero para
hermanas y hermanos de tierras bajas una vez que se asentaron en sus
territorios y no les iba bien en sus sembrados o con sus animales; solo debían
internarse en la selva para recolectar frutos y comida del monte para
sobrevivir; ellos tenían a la mano los goces de la Madre Tierra.
Reflexionando en
este hecho se puede determinar que para el mundo andino el trabajo duro corre
por sus venas y fue la forma en la que prevalecieron durante miles de años; en
cambio para el mundo de amazonia tenían a la mano recursos naturales que les
proporcionaba la madre tierra. Entonces los indígenas originarios de las
tierras bajas no son flojos; podemos
interpretar su Ñandereko desde una cosmovisión de convivencia y preservación;
resultado de este forma de vida es la no depredación de toda la riqueza
natural; su filosofía es devolver a la naturaleza todo lo que se le pide, para
que esta siga dotando de lo que necesitan. Este proceso elíptico es un claro
ejemplo de una vida equilibrada del cual deberíamos aprender; hecha
Ñandereko vaëra (para ver nuestro modo ser) y ser parte de un todo
natural – espiritual.
BIBLIOGRAFIA.
·
Salazar C 3ra edición; La
Taika Teoría y Práctica de la Escuela Ayllu; La Paz – Bolivia.
·
Gestión
Pública Intercultural (GPI) - n. 7; 2008 Ñande Reko. La comprensión guaraní de la Vida
Buena; La Paz Bolivia
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